2. Aceite puro de olivas machacadas: El aceite común era exprimido en una prensa,
pero el aceite para las lámparas del santuario se hacía de aceitunas
machacadas. Se lavaba la fruta y se quitaban todas las basuras, hojas o
palitos, Entonces se las machacaba y se hacía que el aceite saliera solo. De
esta manera se producía menos aceite que en la prensa, pero el resultado era un
producto de superior calidad. Al principio Aarón atendía las lámparas
personalmente (Exo. 30: 8), pero más tarde este trabajo pasó a ser de los
sacerdotes.
La congregación proporcionaba el aceite, como también la harina para los
panes de la proposición y los panes de la fiesta de las semanas.
5. Cada torta será de
dos décimas de efa: Cada torta era hecha
de 4.4 litros de flor de harina. En tiempos posteriores, se consideró que la
preparación y el arreglo de las tortas era trabajo de los levitas (1 Cr. 9:
32).
El pan de la proposición: Este pan con
frecuencia era llamado el "pan de la Presencia" (BJ) porque estaba
siempre ante el rostro del Señor y simbolizaba a Cristo, el verdadero pan de
vida (Juan 6: 51). El pan también daba testimonio de que Israel dependía
constantemente de Dios para que él supliera todas sus necesidades, tanto
espirituales como temporales
7. Pondrás también sobre
cada hilera incienso puro: Se colocaba el
incienso en dos vasos de oro y, al quitarse el pan, el incienso era quemado
sobre las brasas como ofrenda al Señor.
8. Cada día de reposo lo
pondrá continuamente: Según el Talmud, el
pan de la proposición era quitado una vez por semana, el día sábado, por cuatro
sacerdotes. Dos sacaban el pan, y dos los vasos de incienso. Cuando estaban
listos para sacar el pan y los vasos, entraban cuatro sacerdotes del nuevo
turno que iniciaba su servicio, llevando el nuevo pan y dos vasos de incienso.
Los que traían el nuevo pan se colocaban al lado norte, mirando hacia el sur;
los que sacaban el pan, se ponían al lado sur, mirando hacia el norte. Cuando
un sacerdote quitaba los panes, el que estaba en frente ponía los nuevos. Se tenía
cuidado de no quitar lo viejo hasta que lo nuevo estuviese listo para ser
colocado. De esta manera siempre había pan sobre la mesa. El pan viejo era
entonces comido por los sacerdotes como la porción que les pertenecía. Lo
hacían dentro del recinto sagrado del santuario. Fue de este pan del que
Abimelec dio a David y a sus hombres.
10. Y el hijo de la israelita y un
hombre de Israel riñeron en el campamento: Este
hombre entró en el área de los israelitas aseverando tener derecho a levantar
su tienda allí. La ley divina se
lo prohibía, pues los descendientes de un egipcio estaban excluidos de la
congregación hasta la tercera generación.
11. Blasfemó el nombre: Enfurecido por el fallo de los jueces maldijo al juez, y en el ardor
de su ira blasfemó contra el nombre de DIOS.
20. Ojo por ojo diente
por diente: La ley civil tiene su lugar. Dios perdona el
pecado, cualquiera que sea, pero los delitos civiles no pueden resolverse sobre
esta base. Israel era tanto nación como iglesia, y Dios dio reglas para ambas. No
importa el pecado que pueda cometer un hombre; por atroz que haya sido, puede
recibir la abundante misericordia divina. Pero si el castigo fuese suspendido
cada vez que un hombre se arrepiente, todos los criminales pretenderían haberse
arrepentido a fin de escapar de la horca. Aunque Dios perdona, generalmente no
elimina el castigo por la transgresión.
25. Año de
reposo: Cada séptimo año había
una provisión especial para los pobres. El año sabático, como se lo llamaba,
comenzaba al fin de la cosecha. En el tiempo de la siembra que seguían al de la
siega, el pueblo no debía sembrar; no debía podar ni arreglar viñedos en la
primavera; y no debía contar con una cosecha ni del campo ni de la viña. De lo
que la tierra produjera espontáneamente, podían comer cuando estaba fresco,
pero no podían guardar ninguna porción de esos productos en sus graneros. La
producción de ese año había de dejarse para el consumo gratuito del extranjero,
el huérfano, la viuda, y hasta para los animales del campo. La observancia del
año sabático había de beneficiar tanto a la tierra como al pueblo. Después de
descansar una estación, sin ser cultivada, la tierra iba a producir más
copiosamente. El pueblo se veía aliviado de las labores del campo,
recuperaban fuerzas físicas y tenían más tiempo para la meditación y la
oración, para familiarizarse con las enseñanzas y
exigencias del Señor, y para instruir a sus familias. Debía ponerse en libertad
a los esclavos hebreos, y no despedirlos con las manos vacías. Para los pobres era
un año de remisión de las deudas
Año de
jubileo: A los 49 años en el día de la expiación se tocaba la
trompeta por toda la tierra para proclamar el año del perdón, año 50. Era
santificado. Lo que distinguía especialmente el año del
jubileo era la restitución de toda propiedad inmueble a la familia del poseedor
original. Representa el milenio, donde la
tierra descansara por 1000 años.
9. El día de la
expiación haréis tocar la trompeta: Al terminar el
día de la expiación en el mes de Tishri se tocaban las trompetas y se
proclamaba la libertad. Qué momento feliz debe haber sido éste para los que
habían estado en servidumbre, y que ese día habían recibido la expiación de sus
pecados, y ahora quedaban en libertad. Podían volver a sus hogares para
comenzar una nueva vida.
23. La tierra mía es: Aunque Dios le había dado la tierra de Palestina a su pueblo, Él todavía
mantenía el título de propiedad. Los israelitas no eran dueños, sino
mayordomos. Debía inculcársele al pueblo el hecho de que la tierra que se le
permitía poseer por un tiempo pertenecía a Dios, que él era su dueño legítimo,
su poseedor original, y que él quería que se le diera al pobre y al menesteroso
una consideración especial. Debía hacerse comprender a todos que los pobres
tienen tanto derecho como los más ricos a un sitio en el mundo de Dios.
24. Otorgaréis rescate a
la tierra: En cualquier momento que el que vendía o
alguno de sus parientes quisiera rescatarla, el comprador no debía negarse a
venderla; y si no se redimía la tierra, debía volver a su primer poseedor o a
sus herederos en el año de jubileo.
Dios procuraba impedir que algunos llegasen a ser muy ricos y los otros
muy pobres. Si se hubiese seguido el plan original de Dios para la tierra y la
servidumbre, no se hubieran conocido situaciones de extrema riqueza ni de
extrema pobreza.
29. El varón que
vendiere casa. . .: Tales propiedades
podían "rescatarse” sólo durante el primer año después de haber sido
vendidas. Si no había sido rescatada dentro de ese tiempo, el comprador la
podía retener en forma permanente. Puesto que la casa no se había vendido
teniendo en cuenta el año del jubileo, ésta constituía una venta lisa y llana, y no había posibilidad de rescate.
31. Las casas de las
aldeas. . .: Se las consideraba
como pertenecientes a "los terrenos del campo", y por lo tanto podían
redimirse en cualquier momento.
Los levitas estaban exceptuados de esta disposición. Sus propiedades
podían ser rescatadas en cualquier momento y, en cualquier eventualidad,
volvían a los propietarios en el año de liberación.
33. La tierra del ejido
de sus ciudades no se venderá: Los campos (tierra
de siembra) en los suburbios de las ciudades de los levitas eran propiedad común y nunca
podían venderse.
39. . . .Se vendiere a
ti no le harás servir como esclavo: Un israelita
vendido para servir a otro no debía ser tratado como esclavo sino como siervo asalariado. No debía tratárselo
duramente y se lo debía liberar. La ley disponía que fuese soltado luego de
cualesquiera seis años de servicio, si así lo deseaba (Exo. 21: 1-6).
47. Y se vendiere al
forastero. . .: Un israelita
empobrecido que se había vendido para ser esclavo podía redimirse, él mismo, si
le resultaba posible, o ser redimido por otro aunque el dueño no fuera
israelita.
Los reglamentos que Dios estableció tenían por objeto fomentar la
igualdad social. Las medidas del año sabático y del año de jubileo habían de
corregir mayormente lo que en el intervalo se hubiera desquiciado en la
economía social y política de la nación. Tenían por objeto beneficiar a los
ricos tanto como a los pobres. Habían de refrenar la avaricia y la inclinación
a exaltarse uno mismo, y habían de cultivar un noble espíritu de benevolencia;
y al fomentar la buena voluntad y la confianza entre todas las clases, habían
de favorecer el orden social y la estabilidad del gobierno. La diversidad de
condición entre unos y otros es uno de los medios por los cuales Dios se
propone probar y desarrollar el carácter. Sin embargo, quiere que quienes
posean bienes de este mundo se consideren meramente administradores de sus
posesiones, personas a quienes se confiaron los recursos que se han de emplear
en pro de los necesitados y de los que sufren.
26.1 Si anduviereis en mis mandamientos: Este cap. contiene una profecía
condicional que indica las bendiciones que se derramarían sobre Israel si
obedecía, y los castigos que seguirían a la desobediencia. Muchas de estas
profecías se cumplieron en forma notable.
Consecuencias de Obediencia
Lluvia en su tiempo: De un modo muy
especial, la prosperidad y la abundancia en Palestina dependían de que las
lluvias cayesen a su tiempo. En Egipto, los israelitas habían visto el
desbordamiento regular del Nilo, por el cual la tierra era regada y se volvía
fructífera. Palestina era "tierra de montes y de vegas" y por lo
tanto no se adaptaba al riego. Los Israelitas no estaban acostumbrados a la
lluvia, puesto que rara vez llueve en Egipto. Ahora habían de entrar en un país
donde su misma existencia dependía de la lluvia del cielo. Para
tranquilizarlos, Dios les prometió enviarles lluvia "a su tiempo”, la temprana y la tardía.
Paz: No habría guerra.
Perseguirían a sus enemigos
DIOS moraría en medio de ellos
Consecuencias de la desobediencia
Terror
Extenuación y calentura
Sembraría para que sus enemigos comieran
Sus enemigos se enseñorearían de ellos
y huirían sin que hubiera quien los persiguiera
18. YO volveré a castigaros siete
veces más: indica un castigo muy
intensificado
El cielo seria como hierro y la
tierra como bronce: No habría lluvia y la tierra no daría fruto.
Bestias fieras
Espada vengadora y pestilencia
Comerían sin saciarse
26. Cocerán diez mujeres vuestro pan
en un horno: El hambre sería tan
intensa y el pan tan escaso que sólo se necesitaría un horno donde antes se
habían usado diez.
Comerían la carne de sus hijos: Se
cumplió en el sitio de Samaria y en el de Jerusalén.
Sus lugares altos e imágenes serían
destruidos
Asolaría la tierra
Esparcidos entre las naciones: No sólo en cautividad, por los asirios, babilonios y romanos, sino
también por dispersión en diferentes comarcas.
Los que quedaban asustados vivirían
DIOS presenta el castigo en 5 pasos los cuales irían en aumento 7 veces
más en procura de obtener arrepentimiento del pueblo.
27. Voto a JEHOVA: es una promesa solemne hecha a Dios de
realizar algún servicio para él, de ofrecer un presente o de efectuar algún
sacrificio. En tiempos del AT los votos se hacían a menudo cuando los hombres
estaban en angustia o peligro, o deseaban recibir un favor de parte de Dios.
Hacían el voto a condición de que Dios les diera lo solicitado. El voto ideal
nace del corazón rebosante de amor hacia Dios y poseído del sincero deseo de
hacer algo por él, sin pensar en la recompensa. A veces los hombres, bajo la
presión de las circunstancias, hacen votos que, al reflexionar bien, saben que
no pueden cumplir. Antes de hacer el voto, la persona debería haber
reflexionado en cuanto a la conveniencia de hacerlo. Dios sabía que los hombres
harían votos que no serían capaces de realizar. Por lo tanto proporcionó una
salida por la cual pudiesen anular la obligación. Un voto podía redimirse
mediante el pago de dinero.
Un hombre podía consagrarse a sí mismo o a cualquier persona o cosa
sobre la cual tuviera jurisdicción: esposa, hijos, siervos adquiridos,
animales, casas, campos. Si el santuario no podía recibir el presente -lo que
ocurría en muchos casos -, el hombre podía de todos modos cumplir su promesa
pagando el precio de la redención.
Para redimir a un hombre De 1 mes
– 5 años: 5
siclos de plata De
5 años – 20 años: 20 siclos De 20 años – 60 años: 50 siclos De 60 años o más:
15 siclos
Para redimir una mujer
De 1 mes – 5
años: 3 siclos de plata De
5 años – 20 años: 10 siclos De 20 años – 60 años: 30 siclos De 60 años o más: 10 siclos
Si era pobre, el sacerdote fijaba la cantidad de acuerdo con
la capacidad pecuniaria de la persona.
9. Si fuere animal de los que se
ofrece ofrenda a JEHOVA. . .: Cuando se
prometía o dedicaba un animal limpio, éste se tornaba "santo". Debía
ser sacrificado no. El que lo había
prometido podría desear cambiarlo por un animal mejor, o acaso por uno peor.
Ninguno de los dos trueques podía hacerse. Si se descubría esta permuta, los
dos animales eran considerados "santos" y ambos debían ser
sacrificados.
Si el animal era inmundo el sacerdote lo valoraba y si quería rescatarlo
había que añadir la 5ta. parte a la valuación.
14. Cuando alguno dedicare su casa.
. .: El sacerdote la avaluaba,
y ese precio debía permanecer. No podía cambiarse, ni se admitía regateo. El
hombre podía redimirla al precio fijado, más la quinta parte.
16. Si alguno dedicare la tierra de
su posesión. . .: Debía ser avaluado
de acuerdo con la cantidad de semilla necesaria para sembrarlo. En el precio
así convenido debía tomarse en cuenta el año del jubileo porque entonces
volvería al dueño.
28. Ni se rescatará
ninguna cosa consagrada: Indica un voto
mucho más solemne que lo que indica la frase castellana. Significa un voto que no
puede quebrantarse ni redimirse y que debe ser observado bajo pena de severo
castigo, aun de maldiciones e imprecaciones.
32. Todo lo que pasa bajo la vara: cuando una persona tenía
que dar a Dios el diezmo de sus ovejas o de sus terneros, encerraba todo el
rebaño en un corral en el cual había una salida angosta, sólo capaz de permitir
salir a los animales uno por uno. El dueño que estaba por dar el diezmo al
Señor se ubicaba junto a esa salida teniendo en la mano una vara mojada en
bermellón u ocre rojo. Las madres de estos corderos o terneros estaban fuera
del recinto. Cuando se abría la puerta, los animalitos corrían en busca de sus
madres. Al pasar los animales por la puerta, el dueño dejaba pasar nueve y
tocaba al décimo con su vara, dejándole una marca de color. No importaba que el
animal fuese de calidad inferior o flaco, perfecto o defectuoso, era recibido
como legítimo diezmo.