miércoles, 12 de julio de 2017

Jun/10 Introduccion a Eclesiastes


ECLESIASTES: en hebreo es Qohéleth, "Predicador". El que habla se aplica a sí mismo este título (cap.1: 12 ). Qohéleth se refiere probablemente al que "convoca" una reunión, o al "orador" o "predicador" oficial de una reunión tal. La forma hebrea femenina, y su uso con una forma verbal de género femenino en el cap. 7: 27, sugiere la posibilidad de que -tal como se usa en Eclesiastés- designe no sólo a Salomón como "predicador", sino también a la sabiduría divina que habla por su intermedio. Figuradamente, la Sabiduría se dirige al pueblo (Prov. 1: 20). De esta manera Qohéleth aparece como instrumento para la comunicación de la sabiduría divina, y también como la Sabiduría personificada. El Espíritu Santo quería que se entendiese que la enseñanza de Salomón se dirigía a la "gran congregación", a saber, la iglesia de Dios en todos los lugares y en todas las épocas. Aunque Salomón ocupó un lugar eminente entre los reyes hebreos, tanto en sabiduría como en prosperidad temporal, relata en Eclesiastés la inutilidad de todas estas ventajas para lograr la felicidad verdadera y estable. ¿Y cómo alcanzará el hombre la felicidad? Cooperando con su Creador y cumpliendo así el propósito divino para la existencia humana. El predicador una vez que medita en la incertidumbre de la felicidad, discurre sobre la desgracia real que llena el mundo. Para un mundo lleno de angustia, el "sabio" no propone una especie de "bienestar social" como la solución de las desigualdades o injusticias humanas. Cuando concluye su presentación, el predicador presenta una serie de sugestiones prácticas. Como individuos, debemos prestar toda la ayuda posible a los pobres y a los dolientes; pero lo más importante es que rindamos a Dios el corazón y los afectos, que le obedezcamos, y así nos prepararemos para el juicio final. El Eclesiastés proporciona así una sana filosofía de la vida, del propósito de la existencia del ser humano, de su deber y de su destino. El libró de Eclesiastés es "el relato de su insensatez y su arrepentimiento" (PR 62), una descripción de "los errores que le habían hecho malgastar inútilmente los dones más preciosos del cielo" (PR 58).

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