Murió Samuel: la nación
consideró su muerte como una pérdida irreparable. Había caído un profeta grande
y bueno, y un juez eminente y el dolor del pueblo era profundo y sincero.
Cuando lo comparaban con Saúl veían su error al desear un rey. La intercesión
de Samuel le había impartido seguridad. El pueblo creyó que DIOS lo abandonaba.
La justicia se había pervertido.
DIOS llamó al
descanso a su anciano siervo cuando la nación estaba agobiada por luchas
internas y parecía más necesario que nunca el consejo sereno y piadoso de Samuel.
David no pudo
asistir al entierro pero lloró por él como un hijo fiel por un padre amante. Sabía
que la muerte de Samuel había roto otra ligadura que refrenaba las acciones de
Saúl y se sintió menos seguro que cuando Samel vivía. En el desierto de Parán
compuso los Sal. 120 y 121
Nabal: de carácter brutal y mezquino. Tenía vastas
propiedades.
Era la época
de la esquila, tiempo de hospitalidad. David y sus hombres estaban en suma
necesidad de provisiones; en conformidad con las costumbres envió 10 jóvenes a
Nabal.
Ciñase cada uno su espada: Nabal
les había negado su derecho y había agregado al daño insultos. Este movimiento
impulsivo estaba más con el carácter de Saúl.
Abigail se
dirigió a David con tanta reverencia como si hablara a un monarca coronado. Con
palabras bondadosas procuró calmar los sentimientos irritados de él. Explicó
que la conducta de su marido hostil no había sido premeditada sino el arrebato
de una naturaleza desgraciada y egoísta. La piedad de Abigail se expresaba
inconsciente en su semblante, en sus palabras y en sus acciones. El Espíritu de
DIOS moraba en su alma. Su palabra sazonada con gracia y llena de bondad y de
paz derramaba una influencia celestial.
Impulsos
mejores se apoderaron de David. Tembló al pensar en lo que pudiera haber
resultado de su propósito temerario. Pocos aceptan la reprensión con gratitud
de corazón y bendicen a los que tratan de evitarles que sigan un sendero malo.
Desmayó su corazón en él y se quedó como piedra: En
lo íntimo de su corazón Nabal era un cobarde, cuando se dio cuenta de cuan
cerca su tontería le había llevado de una muerte repentina, quedó herido de un
ataque de parálisis. Temeroso de que David continuara con su propósito de
venganza, se llenó de horror y cayó en una condición de insensibilidad
inconsciente. Su vida había sido una maldición para el mundo.
Envió David para tomarla por su mujer, también tomó a
Ahinoam de Jezreel: La costumbre de las naciones de su
tiempo había pervertido su juicio e influía en sus acciones. Los resultados
amargos de casarse con muchas esposas fue gravemente sentido por David a través
de toda su vida.
Los zifitas
delataban a David con la esperanza de obtener el favor del rey.
Profundo sueño enviado de JEHOVA había caído sobre
ellos: Cuán fácilmente puede el Señor debilitar al más
fuerte, quitar la prudencia al más sabio y confundir la pericia del más
ciudadoso.
Esta vez la impresión
fue aún más profunda en la mente de Saúl y arrancó de él un reconocimiento más
humilde. Le asombraba y subyugaba la manifestación de tanta bondad.
Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl, se
pasó a Aquis: perdió las esperanzas de reconciliarse con
Saúl. Las largas pruebas habían debilitado su fe y agotado su paciencia. Estaba
actuando contra sus propios intereses. La falta de fe lo llevó a abandonar su
puesto del deber sin un mandamiento del Señor. Su incredulidad deshonró a DIOS.
Miró las apariencias. Al ponerse bajo su protección revelo las debilidades de
su propio pueblo, y animó a los filisteos a oprimir a Israel. Sus hnos. recibieron
la impresión de que él se había ido con los paganos a servir a sus dioses,
interpretaron mal sus móviles, y muchos se sintieron inducidos a tener
prejuicios contra él. Sacrificó su confianza en DIOS en favor de la seguridad
personal.
Aquis
admiraba a David y halagaba su vanidad el que un hebreo buscara su protección.
A juzgar por las apariencias David había ido allí para establecerse permanentemente.
Siclag: ciudad
enteramente separada para su propio uso, podrían adorar a DIOS con más
libertad.
Al fingir que
guerreaba contra los de su propia nación fortaleció la mano de los filisteos.
Saúl se
sentía solo e indefenso, pensó que David aprovecharía esta oportunidad para
vengarse, estaba muy angustiado. Había descuidado la defensa del reino y los
filisteos habían penetrado hasta el mismo corazón del país. Mientras Satanás
instaba a Saúl a que empleara toda su energía para perseguir a David, había
inducido a los filisteos a que aprovecharan la oportunidad de derrocar al
pueblo de DIOS y labrar la ruina del país.
Pero JEHOVA no le respondía…:
Saúl había rechazado todos los métodos de interrogar a DIOS. Habia rechazado el
consejo de Samuel, había desterrado a David, había dado muerte a los sacerdotes
de JEHOVA. No se volvió a DIOS con humildad y arrepentimiento, solo quería que
lo librara de sus enemigos.
Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación: orgulloso,
en su angustia y desesperación decidió solicitar ayuda de otra fuente. Aún
tenía oportunidad de arrepentirse pero cuando en su peligro se apartó para
buscar luz en una aliada de Satanás cortó el último vínculo que lo ataba a su
Creador.
En vano
acudió a la adivina porque Satanás aprovechó bien la oportunidad para labrar su
ruina. Ahora Satanás se volvía contra él haciéndole ver la enormidad de su
pecado y la imposibilidad de esperar perdón y llevarlo a la desesperación. El
objeto del mensaje no era llevarlo al arrepentimiento sino a la destrucción.
Oprimido por la desesperación le iba a resultar imposible inspirar ánimo a su
ejército, no podía dirigir su mente a DIOS como ayudador. De esta manera la
predicción de mal iba a labrar su propio cumplimiento.
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