Pascua: No fue instituida hasta la
liberación de Israel de Egipto. Conmemoraba el poder salvador de Dios
demostrado en favor de Israel en esa ocasión histórica. En el día 10 del primer mes se escogía un cordero para cada casa; si
la familia era pequeña, dos o más familias podían unirse para realizar el
sacrificio. El cordero era guardado hasta el
día 14, cuando se lo degollaba al atardecer, y se asperjaba su sangre en
los postes y dinteles de las puertas.
Esa misma noche se comía la carne asada. Con el cordero sólo podía
comerse pan sin leudar y hierbas amargas. No debía sacarse nada de la casa, y
nada debía dejarse hasta la mañana. Lo que quedara de aquellas partes que no
podían comerse, debía ser quemado. Promovía la camaradería. En varios aspectos
la pascua adecuadamente representaba la crucifixión. La muerte del cordero
proporcionaba el medio de salvación; la aplicación de la sangre hacía eficaz el
medio provisto. Ambas cosas eran necesarias. Así para el cristiano, la
expiación en la cruz, aunque esencial y suficiente para todos, no salva a
ningún individuo mientras no se haga una aplicación individual de la sangre.
Pero aun esto no bastaba; debía comerse la carne, y debía comérsela bajo las
condiciones especificadas y eliminarse toda la levadura...Una cosa es salvarse
de la muerte. Otra cosa es tener los medios necesarios para sustentar la vida.
Esto lo proporcionaba en forma positiva el comer la carne, en forma negativa,
el abstenerse de levadura. La equivalencia de la pascua es la Cena del Señor,
el servicio de la comunión.
Los
panes sin levadura: Íntimamente relacionada con la pascua, y sin embargo independiente de
ella. En la práctica se consideraban las dos fiestas como una. Recordaba la
presteza con que Israel salió de Egipto. 7 días lo comerían. El 1ero. Y el 7mo. eran días de reposo. La levadura debía ser totalmente excluida. Representa la malicia y la
maldad (1 Cor. 5: 8), y la falsa doctrina, ejemplificada en las enseñanzas de
los fariseos, los saduceos y los herodianos (Mat. 16: 6,12; Mar. 8: 15). La levadura de los fariseos es avaricia
e injusticia. . .(Mat. 23: 13-36). La
levadura de los saduceos es escepticismo (Mat. 22: 23) y falta del
conocimiento de las Escrituras y del poder de Dios (vers. 29). La levadura de los herodianos es
lisonja, mundanalidad e hipocresía (vers. 16-21) y maquinaciones malignas en
contra de los representantes de Dios.
1. Los principales sacerdotes: Quizá el sumo sacerdote oficiante y todos los sacerdotes que ocuparon
ese puesto, los cuales habían sido nombrados por Herodes, pero luego depuestos
por él mismo. Otros han sugerido que los "principales sacerdotes"
eran los jefes de los 24 turnos.
1. Escribas: Muchas veces son designados como "intérpretes
de la ley" (Mat. 22: 35) o "doctores de la ley" (Luc. 5: 17), o
sea "maestros de la ley". Eran los sabios cuyo deber era estudiar,
conservar, copiar, interpretar y explicar la ley y los escritos sagrados.
3. En el patio: El patio de un príncipe o su corte
era el lugar donde celebraba audiencias; por lo tanto, es también correcta la
traducción de la BJ, "palacio". Quizá fue éste el mismo lugar donde
Jesús más tarde compareció ante Anás y Caifás, probablemente junto al templo, o
quizá dentro de la zona del templo.
1. Buscaban…como prenderle por
engaño: Las simpatías del pueblo estaban tan plenamente con
Cristo que sería peligroso apoderarse de él abiertamente. Determinaron
prenderle secretamente y llevarle al tribunal tan calladamente como fuera
posible.
2. No durante la fiesta: El sentimiento popular entre las multitudes reunidas en Jerusalén para
celebrar la pascua, acontecimiento que señalaba la primera liberación de Israel
como nación, se inclinaba decididamente por la proclamación de Jesús como
Mesías-Rey. Pero más tarde surgió un cambio de planes ante la propuesta de
Judas.
Simón: de Betania. Era uno de los pocos fariseos que se habían unido
abiertamente a los seguidores de Cristo. Reconocía a Jesús como maestro y
esperaba que fuese el Mesías, pero no le había aceptado como Salvador. Su
carácter no había sido transformado; sus principios no habían cambiado.
3. El leproso: había sido sanado de la lepra, y era esto lo que le había atraído a
Jesús
Para manifestar gratitud ofreció un festín al Salvador y a sus
discípulos. Este festín reunió a muchos de los judíos.
3. Vino una mujer: María Magdalena.
3. Sentado a la mesa: "estando reclinado". En el tiempo de Jesús, por lo menos en
las casas de la gente más acomodada, los comensales, para comer, solían
acostarse sobre un diván, o lecho, que llegaba hasta la mesa. Descansaban sobre
cojines y se apoyaban sobre su brazo izquierdo y los pies en el extremo
inferior del diván, alejados de la mesa.
A un lado del Salvador, estaba sentado a la mesa Simón, y al otro lado
Lázaro. Marta servía, pero María escuchaba fervientemente cada palabra que salía
de los labios de Jesús.
3. Perfume
de nardo puro de mucho precio:
"ungüento". A costa de gran sacrificio personal, había adquirido un
vaso de alabastro de "nardo líquido".
3. Se lo derramó sobre su
cabeza de Él: Jesús había perdonado sus pecados, resucitado a su
hno. y el corazón de María estaba lleno de gratitud. Ella había oído hablar a
Jesús de su próxima muerte, y en su profundo amor y tristeza había anhelado
honrarle...Pero muchos declaraban ahora que él estaba a punto de ser coronado
rey. Su pena se convirtió en gozo y ansiaba ser la primera en honrar a su
Señor. Quebrando el vaso derramó su contenido sobre la cabeza y los pies de
Jesús, y llorando postrada le humedecía los pies con sus lágrimas y se los secaba
con su larga y flotante cabellera. Había procurado evitar ser observada y sus
movimientos podrían haber quedado inadvertidos, pero el ungüento llenó la pieza
con su fragancia y delató su acto a todos los presentes.
4. Hubo algunos que se
enojaron: Judás comenzó a susurrar a sus compañeros más
próximos críticas contra Cristo porque toleraba tal desperdicio. Astutamente,
hizo sugestiones tendientes a provocar descontento.
4. ¿Para qué se ha hecho este
desperdicio?: Judas era el tesorero de los discípulos, y de su
pequeño depósito había extraído secretamente para su propio uso... Estaba
ansioso de poner en su bolsa todo lo que pudiera obtener. El acto de María
contrastaba tanto con su egoísmo que él quedaba expuesto a la vergüenza... En
el don de Jesús, Dios dio el cielo entero. Desde el punto de vista humano, tal
sacrificio era un derroche desenfrenado. Para el raciocinio humano, todo el
plan de la salvación es un derroche de mercedes y recursos. Bien pueden las
huestes celestiales...exclamar: ¿Por qué se hace este gran derroche?
5. Podía haberse vendido...y
haberse dado a los pobres: Si el importe
hubiera caído en su poder, los pobres no habrían recibido beneficio...
6. ¿Por qué la molestáis?: su artera insinuación los indujo a mirar con desagrado la devoción de
María. María oyó las palabras de crítica. Su corazón temblaba en su interior.
Temía que su hermana la reprendiera como derrochadora. El Maestro también podía
considerarla impróvida. Estaba por ausentarse sin ser elogiada ni excusada.
Estaba turbada y apenada.
8. Esta ha hecho lo que podía: Es decir, hizo el
mejor uso posible de lo que tenía a mano. Eso es lo que Dios espera de todos,
nada más y nada menos.
8. Se ha anticipado a ungir un
cuerpo para la sepultura: Este acto llenó
su corazón con la seguridad de su fe y amor. Y cuando él penetró en las
tinieblas de su gran prueba, llevó con sigo el recuerdo de aquel acto, anticipo
del amor que le tributarían para siempre aquellos que redimiera.
De la manera en que el alabastro fue quebrado y se llenó la casa entera
con su fragancia, así Cristo había de morir, su cuerpo había de ser
quebrantado; pero él había de resucitar de la tumba y la fragancia de su vida
llenaría la tierra.
10. Judas Iscariote…fue a los
sacerdotes: la mirada que Jesús dirigió a Judas le convenció de
que el Salvador discernía su hipocresía y leía su carácter vil y despreciable.
Al elogiar la acción de María, que había sido tan severamente condenada, Cristo
había censurado a Judas. Antes de eso, nunca le había hecho el Salvador un reproche
directo. Ahora la reprensión había provocado resentimiento en su corazón y
resolvió vengarse. Judas se había entregado a la avaricia hasta que ésta había
subyugado todo buen rasgo de su carácter.
11. Prometieron darle dinero: el sacar ventajas personales había llegado a ser el motivo dominante
de toda su vida. Mateo dice que fueron
30 piezas de plata
Los discípulos...amaban al Salvador. Pero no apreciaban debidamente su
exaltado carácter. . . El acto de María era precisamente la lección que
necesitaban para mostrarle que la expresión de su amor a Cristo le
alegraría...El se apenaba a menudo porque sus discípulos nunca le daban lo que
hubiera debido recibir de ellos...Sintieron el reproche agudamente cuando
quitaron de la cruz el cuerpo magullado de su Señor.
13. Id a la ciudad: En tiempos de Jesús, la pascua se celebraba dentro de la ciudad de
Jerusalén.
13. Un hombre: Gr. déina, "fulano", término empleado por quien habla para
designar a una persona a quien no quiere o no puede nombrar. Las instrucciones
dadas a Pedro y a Juan eran imprecisas, quizás para evitar los propósitos de
Judás antes de la Cena.
13. Que lleva un cántaro de
agua: Un servidor, no el dueño de la casa. Era insólito que un hombre llevara
un "cántaro", u otro recipiente de barro; esto lo hacían gralmente.
las mujeres. Por lo general, los hombres transportaban agua en odres.
13. El maestro dice: Estas palabras sugieren que el dueño de la casa conocía a Jesús y
simpatizaba con él.
15. Un gran aposento alto: Gr. anágaion, una
habitación en la parte alta de la casa. La tradición afirma
que el padre de Juan Marcos era el dueño de la casa en cuyo "aposento
alto" estuvo por un tiempo el domicilio de los doce y el centro de
actividades de la iglesia de Jerusalén.
15. Ya dispuesto: "extendido".
Quizá la referencia aquí sea al arreglo de los canapés o cojines de la
habitación.
16. Prepararon la pascua: Según la costumbre revisar cuidadosamente la habitación para
asegurarse que no hubiera ni una partícula de levadura. También sería necesario
preparar la mesa, los reclinatorios o los cojines, y los utensilios para servir
la comida. También habrían preparado el cordero, pan sin levadura, hierbas
amargas y el vino. Sin duda, estos preparativos ocuparon buena parte del día, y
es probable que Juan y Pedro hubieran vuelto ya hacia el atardecer.
18. Cuando se sentaron a la
mesa: Según la Mishnah (Pesahim 10), el ritual de la cena
pascual era el siguiente: (1) El jefe de la familia o del grupo que celebraba
la cena mezclaba la primera copa de vino y la servía a los otros, pronunciando
una bendición sobre el día y sobre el vino. (2) Entonces se ponía la mesa. Los
alimentos que se servían en la cena pascual eran el cordero, las hierbas
amargas, pan sin levadura, lechuga y una salsa llamada jaróseth, hecha de
almendras, dátiles, higos, pasas, especias y vinagre. (3) Se servía la segunda
copa de vino y el jefe de familia explicaba el significado de la pascua. (4) Se
cantaba la primera parte del hallel de la pascua, los Sal. 113 y 114. (5) Al
servirse una tercera copa de vino, el jefe de familia pronunciaba la bendición
sobre la comida. (6) Se servía una cuarta copa de vino y se entonaba la segunda
parte del hallel, que incluye los Sal. 115 al 118.
18. Uno de vosotros…me va a
entregar: el asombro y la consternación se apoderaron de
ellos. No podían comprender cómo cualquiera de ellos pudiese traicionar a su
divino Maestro. ¿Por qué causa podría traicionarle? ¿Y ante quién? ¿En el
corazón de quién podría nacer tal designio?
19. Comenzaron a estristecerse: vieron que Cristo parecía muy afligido. Una nube se posó sobre todos
ellos, un presentimiento de alguna terrible calamidad cuya naturaleza no
comprendían.
19.Y a decirle uno por uno: ¿Seré
yo Señor?: En el griego, la forma de la pregunta indica que se
espera una respuesta negativa. Es como si se dijera: "Yo no soy, ¿verdad
que no?" “Con la más dolorosa emoción preguntaban
pues el temor y la desconfianza propia se apoderaron de ellos. Comenzaron a
escudriñar su propio corazón para ver si albergaba algún pensamiento contra su
Maestro. Pero Judas guardaba silencio.
Juan, con profunda angustia, preguntó: "Señor, ¿quién es?"
20. El que moja conmigo en el
plato: La cena pascual se comía con los dedos. El
"plato" aquí mencionado era sin duda la salsa (jaróseth) que se comía
con el pan sin levadura y las hierbas amargas. En tiempos antiguos, el violar
los derechos de la hospitalidad hacía que una persona fuera considerada como
sumamente indigna. En algunos países orientales todavía hoy el que no quiere
ser amigo de alguien o quiere aprovecharse de alguno, evita comer junto con él.
21. El Hijo del Hombre va: Gr. hupágÇ, "irse". Es aquí un eufemismo equivalente a
"morir".
22. Tomó Jesús el pan: el pan sin levadura de la pascua.
22. Tomad, este es mi cuerpo: Expresa la idea de "representa". Así como el cuerpo se
sustenta con el pan literal, así también el alma debe nutrirse de las verdades
que Cristo pronunció.
23. Tomando la copa: contenía el jugo puro de la uva y quizá diluido con agua conforme a la
costumbre judía de aquel tiempo. Desde la vendimia hasta la pascua transcurrían
unos 6 meses. Columela y Plinio el Viejo describieron métodos empleados para
conservar sin fermentar el jugo de uva hasta por el espacio de un año. Ellos
afirman que el jugo de uva hervido por un buen tiempo se pone espeso y que esa
"semigelatina" puede conservarse para después licuarla nuevamente.
También puede hacerse jugo de uva con las pasas de uva. “El vino de la Pascua
era exento de toda fermentación. Nada que fuese corrompido por la fermentación,
símbolo de pecado y muerte, podía representar al "Cordero sin mancha y sin
contaminación."
24. Esta es mi sangre del nuevo pacto: La sangre que Jesús derramó en el Calvario ratificó o dio validez al
nuevo pacto. Los que se salvaron en los tiempos del AT, fueron redimidos en
virtud del sacrificio venidero. “Cristo se hallaba en el punto de transición
entre dos sistemas y sus dos grandes fiestas respectivas. El, el Cordero
inmaculado de Dios, estaba por presentarse como ofrenda por el pecado, y así
acabaría con el sistema de figuras y ceremonias que durante cuatro mil años
había anunciado su muerte”.
25. Hasta aquel día...: Quizá, Jesús aludió aquí a "la cena de las bodas del
Cordero" (Apoc. 19: 9), celebración del triunfo del plan de salvación.
25. Que lo beba nuevo: En el reino todo será nuevo.
26. Hubieron cantado el himno: Era habitual cantar los Sal. 115 al 118.
Monte de los Olivos: Una formación montañosa baja, al este de Jerusalén, separada de la
ciudad por el valle del Cedrón. Está a unos 800 m sobre el nivel del mar, o sea
unos 80 m más que la altura promedio de Jerusalén y unos 90 m más que la zona
del templo. Se piensa que antes de que Tito destruyera todos los árboles en las
cercanías de Jerusalén, el monte de los Olivos estaba cubierto de olivares,
higueras, mirtos y de otros árboles. Betania, ubicada a unos 3,5 km al este de
la ciudad, se hallaba en la ladera sudeste del monte.
27. Os escandalizareis de mi
esta noche: Gr. shandalízÇ, "ser motivo de tropiezo".
El término skándalon, se refiere al mecanismo que hace funcionar una trampa.
“Los discípulos oyeron esto con tristeza y asombro. Recordaron como, en la
sinagoga de Capernaúm, cuando Cristo habló de sí mismo como del pan de vida,
muchos se habían ofendido y se habían apartado de él. Pero los doce no se
habían mostrado infieles.
30. Antes de que el gallo
cante: El "cantar del gallo" era una forma común
de referirse al amanecer.
30. ...Me negarás 3 veces: Jesús le había advertido que esa misma noche negaría a su Salvador.
Ahora Cristo le repite la advertencia.
31. Aunque me sea necesario
morir por ti: Cada palabra era sincera; pero no se conocía a sí
mismo. Ocultos en su corazón estaban los malos elementos que las circunstancias
iban a hacer brotar a la vida
31. ...No te negaré. También
todos decían lo mismo: En la confianza que tenían
en sí mismos, negaron la repetida declaración de Aquel que sabía. No estaban
preparados para la prueba; cuando la tentación les sobreviniese, comprenderían
su propia debilidad.
Getsemaní: palabra aramea "prensa de aceite". Al pie del monte de las
Olivas. Lugar apartado que él había visitado con frecuencia para meditar y
orar.
33. Tomo consigo a Pedro, y a Jacobo a Juan: Estos
tres discípulos eran los compañeros más íntimos de Cristo. Deseaba que ellos
pasasen la noche con él en oración.
33. Comenzó a entristecerse y
a angustiarse...: Al acercarse a Getsemaní se fue sumiendo en un
extraño silencio...Ahora le parecía estar excluido de la luz de la presencia
sostenedora de Dios. Ahora se contaba con los transgresores...Tan terrible le
parece tan grande el peso de la culpabilidad que debe llevar, que está tentado
a temer que quedará privado para siempre de su Padre. Los discípulos notaron el
cambio de ánimo en su Maestro. Nunca antes le habían visto tan triste y
callado...Su cuerpo se tambaleaba como si estuviese por caer. Al llegar al
huerto, los discípulos buscaron ansiosamente el lugar donde solía retraerse,
para que su Maestro pudiese descansar. Cada paso le costaba un penoso esfuerzo.
Dejaba oír gemidos como si le agobiase una terrible carga. Dos veces le
sostuvieron sus compañeros, pues sin ellos habría caído al suelo.
34. Mi alma está
muy triste, hasta la muerte: Equivalente de
una expresión común hebrea que significa "yo". “Exclamó sintiendo
cuán terrible es la ira de Dios contra la transgresión”.
34. Quedaos aquí: no podía sufrir que aun ellos presenciasen la agonía que iba a
soportar.
34. Velad conmigo: "estar despierto", pero aquí significa estar despierto con
un propósito definido.
35. Yéndose un poco delante: no tan lejos que no pudiesen verle y oírle.
Sentía que el pecado le estaba separando de su Padre. La sima era tan
ancha, negra y profunda que su espíritu se estremecía ante ella. No debía
ejercer su poder divino para escapar de esa agonía...Hasta entonces había
obrado como intercesor por otros; ahora anhelaba tener un intercesor para sí.
Sintiendo quebrantada su unidad con el Padre, temía que su naturaleza humana no
pudiese soportar el venidero conflicto con las potestades de las tinieblas...Satanás
le decía que si se hacía garante de un mundo pecaminoso, la separación seria
eterna. Quedaría identificado con el reino de Satanás, y nunca más seria uno
con Dios...Todo el ser de Cristo aborrecía este pensamiento. Que aquellos a
quienes se había comprometido a salvar, aquellos a quienes amaba tanto se
uniesen a las maquinaciones de Satanás, esto traspasaba su alma... En su
agonía, se aferra al suelo frío, como para evitar ser alejado más de Dios. El
frío rocío de la noche cae sobre su cuerpo postrado, pero él no le presta
atención.
36. Aparta de mí esta copa: expresión bíblica comúnmente empleada para representar las
experiencias de la vida, ya sean buenas o malas
37. Vino luego: En la suprema agonía de su alma, vino a sus discípulos con un anhelante
deseo de oír algunas palabras de consuelo de aquellos a quienes había bendecido
y consolado con tanta frecuencia, y escudado en la tristeza y la
angustia...anhelaba saber que oraban por él y por sí mismos.
37. Los halló durmiendo: Si los hubiese hallado orando, habría quedado aliviado. Si ellos
hubiesen estado buscando refugio en Dios para que los agentes satánicos no
pudiesen prevalecer sobre ellos, habría quedado consolado por su firme
fe...Habían orado al oír los fuertes clamores del que sufría. No se proponían
abandonar a su Señor, pero parecían paralizados por un estupor que podrían
haber sacudido sí hubiesen continuado suplicando a Dios. No comprendían la
necesidad de velar y orar fervientemente para resistir la tentación.
37. ¿No habéis podido velar
conmigo una
hora?: la expresión griega también puede entenderse en el
sentido de "tiempo breve", "un momento", "un
rato"; por lo tanto, no necesitaría interpretarse en forma literal. “Los
discípulos se despertaron al oír la voz de Jesús, pero casi no le conocieron,
tan cambiado por la angustia había
quedado su rostro”.
38. ...Para que no entréis en
tentación: Temió que no pudiesen soportar la prueba que iba a
sobrevenirles en la hora de su entrega y muerte.
38. El espíritu a la verdad está
dispuesto: Es decir, las facultades superiores de la mente.
38. Pero la carne es débil: en el NT muchas veces representa la naturaleza inferior del hombre con
sus diversos apetitos y deseos. “Aun en su gran agonía, procuraba disculpar su
debilidad”.
El Hijo de Dios volvió a quedar presa de agonía sobre humana, y
tambaleándose volvió agotado al lugar de su primera lucha. Su sufrimiento era
aún mayor que antes... Su presencia los despertó. Vieron su rostro surcado por
el sangriento sudor de la agonía, y se llenaron de temor. No podían comprender
su angustia mental…Apartándose, Jesús volvió a su lugar de retiro y cayó
postrado, vencido por el horror de una gran obscuridad. La humanidad del Hijo
de Dios temblaba en esa hora penosa.
Oraba...por su propia alma tentada y agonizante. Había llegado el
momento pavoroso, el momento que había de decidir el destino del mundo. La
suerte de la humanidad pendía de un hilo. Cristo podía aun ahora negarse a
beber la copa destinada al hombre culpable. Todavía no era demasiado tarde. Podía
enjugar el sangriento sudor de su frente y dejar que el hombre pereciese en su
iniquidad.
Tres veces rehuyó su humanidad el último y culminante sacrificio...Ve
que los transgresores de la ley, abandonados a sí mismos, tendrían que
perecer...Contempla la suerte que le tocaría, y su decisión queda hecha.
Salvará al hombre, sea cual fuere el costo. Acepta su bautismo de sangre, a fin
de que por él los millones que perecen puedan obtener vida eterna. Dejó los
atrios celestiales, donde todo es pureza, felicidad y gloria, para salvar a la
oveja perdida, al mundo que cayó por la transgresión. Y no se apartará de su
misión...Habiendo hecho la decisión, cayó moribundo al suelo del que se había
levantado parcialmente. ¿Dónde estaban ahora sus discípulos, para poner
tiernamente sus manos bajo la cabeza de su Maestro desmayado, y bañar esa
frente desfigurada...?
Pero Dios sufrió con su Hijo. Los ángeles contemplaron la agonía del
Salvador. Vieron a su Señor rodeado por las legiones de las fuerzas satánicas,
y su naturaleza abrumada por un pavor misterioso que lo hacía estremecerse.
Hubo silencio en el cielo. Ningún arpa vibraba... los cielos se abrieron, una
luz resplandeció de en medio de la tempestuosa obscuridad de esa hora crítica,
y el poderoso ángel que está en la presencia de Dios ocupando el lugar del cual
cayó Satanás, vino al lado de Cristo. No vino para quitar de su mano la copa,
sino para fortalecerle a fin de que pudiese beberla, asegurado del amor de su
Padre. Vino para dar poder al suplicante divino-humano. Le mostró los cielos
abiertos y le habló de las almas que se salvarían como resultado de sus
sufrimientos. Le aseguró que su Padre es mayor y más poderoso que Satanás, que
su muerte ocasionaría la derrota completa de Satanás, y que el reino de este mundo
sería dado a los santos del Altísimo. Le dijo que vería el trabajo de su alma y
quedaría satisfecho, porque vería una multitud de seres humanos salvados,
eternamente salvos.
La agonía de Cristo no cesó, pero le abandonaron su depresión y
desaliento. La tormenta no se había apaciguado, pero el que era su objeto fue
fortalecido para soportar su furia. Salió de la prueba sereno y henchido de
calma. Una paz celestial se leía en su rostro manchado de sangre. Había
soportado lo que ningún ser humano hubiera podido soportar; porque había
gustado los sufrimientos de la muerte por todos los hombres.
Los discípulos dormidos habían sido despertados repentinamente por la
luz que rodeaba al Salvador. Vieron al ángel que se inclinaba sobre su Maestro
postrado. Le vieron alzar la cabeza del Salvador contra su pecho y señalarle el
cielo. Oyeron su voz, como la música más dulce, que pronunciaba palabras de
consuelo y esperanza...y no sintieron ya temor por su Maestro.
41. Basta: Quizá Jesús aquí
quiere decir que los discípulos habían dormido suficiente. O quizá quiera decir
que había terminado el debate de ese asunto específico.
42. Vamos: Jesús salió al encuentro de la turba.
43. Mucha gente: Entre esa variada multitud estaba los sacerdotes, acompañado por
diferentes dirigentes judíos, por algunos fariseos, por los alguaciles del
templo, y por un destacamento de soldados romanos. Además, se encontraba allí
una turba, formada en parte por rufianes del populacho de Jerusalen.
44. El que le entregaba les
había dado señal: Los judíos temían que, por ser de noche, y en medio
de una gran multitud, pudieran prender a quien no correspondía, y que se
escapara aquel a quien querían capturar. Posiblemente también temían que se
produjera una lucha.
44. Al que yo besare: modo común de saludar en tiempos antiguos. Sin duda, era la forma más
correcta en la que un discípulo podía saludar a su maestro.
45. Se acercó luego a él…y le
besó: Ahora, fingiendo no tener parte con ellos, se acercó
a Jesús, le tomó de la mano como un amigo familiar, diciendo: "Salve,
Maestro," le besó repetidas veces,
simulando llorar de simpatía por él en su peligro…Jesús no rechazó el beso del
traidor.
46. Entonces ellos le echaron
mano: La turba se envalentonó al ver a Judas tocar la
persona de Aquel que había estado glorificado ante sus ojos tan poco tiempo
antes.
Los discípulos habían pensado que su Maestro no se dejaría prender. Se
quedaron chasqueados e indignados al ver sacar las cuerdas para atar las manos
de Aquel a quien amaban.
47. Pero uno...sacó
su espada...: Mateo, Marcos y Lucas no lo designan por nombre,
quizá porque escribieron mientras Pedro aún vivía, tal vez para evitarle el
bochorno. Lo menciona Juan, que escribió muchos años después de la muerte de
Pedro.
47. Hirió al siervo del sumo
sacerdote: Juan, que conocía personalmente al sumo sacerdote
(Juan 18: 15), identifica como Malco al siervo (vers. 10). Posiblemente Malco
fue uno de los que le "echaron mano" a Jesús. “En su ira, Pedro sacó
impulsivamente su espada y trató de defender a su Maestro, pero no logró sino
cortar una oreja del siervo del sumo sacerdote. Cuando Jesús vio lo que había
hecho, libró sus manos, aunque eran sujetadas firmemente por los soldados
romanos, y diciendo: "Dejad hasta aquí," tocó la oreja herida, Y ésta
quedó inmediatamente sana”.
48. ¿Como contra un ladrón
habéis salido...?: los astutos sacerdotes y ancianos se habían unido a
la policía del templo y a la turba para seguir a Judas hasta Getsemaní. ¡Qué
compañía para estos dignatarios: una turba ávida de excitación y armada con
toda clase de instrumentos como para perseguir a una fiera! Jesús fijó sobre
ellos su mirada escrutadora. Mientras viviesen, no se olvidarían de las
palabras que pronunciara. Eran como agudas saetas del Todopoderoso.
50. Todos los discípulos
dejándole huyeron: Se ofendieron porque sufría esta humillación para sí
y para ellos. No podían comprender su conducta, y le inculpaban por someterse a
la turba. En su indignación y temor, Pedro propuso que se salvasen a sí mismos.
51. Cierto joven le seguía: Se ha sugerido
que Juan Marcos, el autor del Evangelio (Hech. 12: 12), aquí se refiere, sin
nombrarse, a su relación con el arresto de Jesús.
52. Huyó desnudo: Quizá del todo, o más probablemente sólo vestido con su ropa interior,
o túnica.
53. Trajeron, pues, a Jesús al
sumo sacerdote: “Llevaron apresuradamente a Jesús al otro lado del
arroyo Cedrón, más allá de los huertos y olivares, y a través de las
silenciosas calles de la ciudad dormida. Era más de medianoche, y los clamores
de la turba aullante que le seguía rasgaban bruscamente el silencio nocturno.
El Salvador iba atado y cuidadosamente custodiado, y se movía penosamente”. Su
juicio consistió en dos fases: la primera, un juicio eclesiástico ante las autoridades religiosas judías; y la
segunda, el juicio civil ante Pilato
y Herodes. Hubo dos audiencias preliminares, una ante Anás solo, y otra ante
Anás y Caifás. Fue llevado ante el sanedrín dos veces: primero, de noche; y
luego, de día. Compareció dos veces ante Pilato y una vez ante Herodes, entre
las dos veces que estuvo ante Pilato.
53. Se reunieron todos los principales
sacerdotes y los ancianos y los escribas: El
sanedrín estaba compuesto de miembros pertenecientes a estos grupos.
54. Pedro le seguió de lejos
hasta dentro del patio: Juan habló en favor de Pedro
y obtuvo permiso para que entrase también. Pero no había querido que fuese
conocido su verdadero carácter.
55. Todo el concilio: excepto los que simpatizaban con Jesús. Esta vez no se iba a convocar
a José de Arimatea ni a Nicodemo.
55. Buscaban testimonio contra
Jesús: Bajo el gobierno romano, el Sanedrín no podía
ejecutar la sentencia de muerte. Podía tan sólo examinar a un preso y dar su
fallo, que debía ser ratificado por las autoridades romanas. Era, pues,
necesario presentar contra Cristo acusaciones que fuesen consideradas como
criminales por los romanos...y una acusación que le condenase ante los
judíos...Si se podía probar que Jesús había blasfemado, sería condenado por los
judíos. Si se le convencía de sedición, esto aseguraría su condena por los
romanos.
El arresto a medianoche por una turba, las burlas y los ultrajes que se
le infligieron antes que fuese condenado, o siquiera acusado, eran la manera de
actuar de ellos, y no de él. Su acción era una violación de la ley. Sus propios
reglamentos declaraban que todo hombre debía ser tratado como inocente hasta
que su culpabilidad fuese probada. Por sus propios reglamentos, los sacerdotes
estaban condenados.
Cristo sufrió intensamente bajo los ultrajes y los insultos. En manos de
los seres a quienes había creado y en favor de los cuales estaba haciendo un
sacrificio infinito, recibió toda indignidad. Y sufrió en proporción a la
perfección de su santidad y su odio al pecado. El ser interrogado por hombres
que obraban como demonios, le era un continuo sacrificio. El estar rodeado por
seres humanos bajo el dominio de Satanás le repugnaba. Y sabía que en un
momento, con un fulgor de su poder divino podía postrar en el polvo a sus
crueles atormentadores. Esto le hacía tanto más difícil soportar la prueba.
Los judíos esperaban a un Mesías
que se revelase con manifestación exterior. Esperaban que, por un despliegue de
voluntad dominadora, cambiase la corriente de los pensamientos de los hombres y
los obligase a reconocer su supremacía...Así que cuando Cristo fue tratado con
desprecio, sintió una fuerte tentación a manifestar su carácter divino. Por una
palabra, por una mirada, podía obligar a sus perseguidores a confesar que era
Señor de reyes y gobernantes, sacerdotes y templo... Su amor por su Padre y el
compromiso que contrajera desde la creación del mundo, de venir a llevar el
pecado, le indujeron a soportar sin quejarse el trato grosero de aquellos a
quienes había venido a salvar.
Las autoridades estaban resueltas a apresurarlo. Conocían el aprecio que
el pueblo tenía por Jesús, y temían que si cundía la noticia de su arresto, se
intentase rescatarle. Además, si no se realizaba en seguida el juicio y la
ejecución, habría una demora de una semana por la celebración de la Pascua...
Resolvieron, pues, que antes que se conociese su propósito, Jesús fuese entregado
los romanos.
La excitación era intensa. En toda la muchedumbre, él era el único que
sentía calma y serenidad. La misma atmósfera que le rodeaba parecía impregnada
de influencia santa. . .La gente comparaba el comportamiento excitado y maligno
de Annás y Caifás con el porte sereno y majestuoso de Jesús. Al percibir Caifás
la influencia que reinaba, apresuró el examen.
Caifás había considerado a Jesús como su rival. La avidez con que el
pueblo oía al Salvador y la aparente disposición de muchos a aceptar sus
enseñanzas, habían despertado los acerbos celos del sumo sacerdote. Pero al
mirar Caifás al preso, le embargó la admiración por su porte noble y digno.
Sintió la convicción de que este hombre era de filiación divina. Al instante
siguiente desterró despectivamente este pensamiento.
57. Levantándose unos dieron
falso testimonio: Aun estos no estuvieron realmente de acuerdo (vers.
59) en los puntos básicos, y su testimonio fue vago y contradictorio. Sin
embargo, el sumo sacerdote fingió que aceptaba su testimonio, aunque bien sabía
que Jesús no podía ser sentenciado con esas pruebas.
58. Yo derribaré este
templo...: estas palabras fueron torcidas y falseadas, Jesús
había dicho esto referente a su resurrección. Si hubiesen sido repetidas
exactamente como él las dijo, no habrían servido para obtener su condena ni
siquiera de parte del Sanedrín. Los romanos se habían dedicado a reconstruir y
embellecer el templo, y se enorgullecían mucho de ello; cualquier desprecio
manifestado hacia él habría de excitar seguramente su indignación. En este
terreno, podían concordar los romanos y los judíos, los fariseos y los saduceos.
Al fin, sus acusadores quedaron enredados, confundidos y enfurecidos. El
proceso no adelantaba; parecía que las maquinaciones iban a fracasar. Caifás se
desesperaba. Quedaba un último recurso; había que obligar a Cristo a condenarse
a sí mismo. El sumo sacerdote se levantó del sitial del juez, con el rostro
descompuesto por la pasión, e indicando claramente por su voz y su porte que,
si estuviese en su poder, heriría al preso que estaba delante de él.
61. ¿Eres tú el Cristo…?: “Por fin, Caifás, alzando la diestra hacia el cielo, se dirigió a
Jesús con un juramento solemne. Cristo no podía callar ante esta demanda. Había
tiempo en que debía callar, y tiempo en que debía hablar...la demanda provenía
de la más alta autoridad reconocida en la nación, y en el nombre del Altísimo.
Cristo no podía menos que demostrar el debido respeto a la ley. Más que esto,
su propia relación con el Padre había sido puesta en tela de juicio”.
61. El hijo del bendito: Una forma de
llamar a la Deidad a fin de evitar el uso del nombre sagrado de Jehová, o
Yahweh.
62. Veréis al Hijo del Hombre
sentado a la diestra del poder de DIOS: Una luz
celestial parecía iluminar su semblante pálido. Por un momento la divinidad de
Cristo fulguró a través de su aspecto humano... Cristo presentó el reverso de
la escena que ocurría entonces. El, el Señor de la vida y la gloria, estaría
sentado a la diestra de Dios. Sería el juez de toda la tierra, y su decisión
sería inapelable.
El sumo sacerdote vaciló bajo la mirada penetrante del Salvador. Esa
mirada parecía leer sus pensamientos ocultos y entrar como fuego hasta su
corazón. Nunca, en el resto de su vida, olvidó aquella mirada escrutadora del
perseguido Hijo de Dios...Como en un panorama, surgieron ante su espíritu las escenas
del juicio final. Por un momento, vio el pavoroso espectáculo de los sepulcros
devolviendo sus muertos, con los secretos que esperaba estuviesen ocultos para
siempre...Las palabras de Cristo habían herido en lo vivo al saduceo. Caifás
había negado la doctrina de la resurrección, del juicio y de una vida futura.
Ahora se sintió enloquecido por una furia satánica.
63. Rasgando sus vestiduras: Para que la gente pudiese ver su supuesto horror e influir en los
jueces. La convicción, mezclada con la pasión, había inducido a Caifás a hacer esto. Estaba furioso consigo
mismo por creer las palabras de Cristo, y en vez de rasgar su corazón bajo un
profundo sentimiento de la verdad y confesar que Jesús era el Mesías, rasgo sus
ropas sacerdotales en resuelta resistencia...El sumo sacerdote no debía rasgar
sus vestiduras. La ley levítica lo prohibía bajo sentencia de muerte. Todo lo
que llevaba el sacerdote había de ser entero y sin defecto. Estas hermosas
vestiduras oficiales representaban el carácter del gran prototipo, Jesucristo.
Al rasgar sus vestiduras, se privaba de su carácter representativo y cesaba de
ser acepto para Dios como sacerdote oficiante. Esta conducta de Caifás
demostraba pues la pasión e imperfección humanas. Al rasgar sus vestiduras,
Caifás anulaba la ley de Dios para seguir la tradición de los hombres. Una ley
de origen humano estatuía que en caso de blasfemia un sacerdote podía desgarrar
impunemente sus vestiduras por horror al pecado. El mismo estaba cometiendo
blasfemia. Cuando Caifás rasgó sus vestiduras, su acto prefiguraba el lugar que
la nación judía como nación iba a ocupar desde entonces para con Dios.
64. Habéis oído su blasfemia: "dicho injurioso", "calumnia", es decir, cualquier
afirmación ofensiva. Según el judaísmo rabínico, el pronunciar el nombre divino
era blasfemia. Los judíos también entendían que era blasfemia el que un hombre
se igualara con Dios. El castigo levítico para la blasfemia era pena de muerte
o apedreamiento (Lev. 24:16), aunque los judíos del tiempo de Cristo, por lo
general, no estaban en libertad de llevar a cabo esa ejecución.
66. ¿Qué os parece?: Caifás pidió la votación de los miembros del sanedrín acerca de esta
acusación.
64. Todos ellos le condenaron: era contrario a la ley judaica juzgar a un preso de noche. Un fallo
legal no podía pronunciarse sino a la luz del día y ante una sesión plenaria
del concilio.
El palacio del sumo sacerdote rodeaba un atrio abierto en el cual los
soldados y la multitud se habían congregado. A través de ese patio, y
recibiendo por todos lados burlas acerca de su aserto de ser Hijo de Dios,
Jesús fue llevado a la sala de guardia. Sus propias palabras, "sentado a
la diestra de la potencia" y "que viene en las nubes del cielo,"
eran repetidas con escarnio.
65. Algunos comenzaron a
escupirle…: Mientras estaba en la sala de guardia aguardando su juicio legal, no estaba protegido. El
populacho ignorante había visto la crueldad con que había sido tratado ante el
concilio, y por tanto se tomó la libertad de manifestar todos los elementos
satánicos de su naturaleza. La misma nobleza y el porte divino de Cristo lo
enfurecían. Su mansedumbre, su inocencia y su majestuosa paciencia, lo llenaban
de un odio satánico...Nunca fue tratado un criminal en forma tan inhumana como
lo fue el Hijo de Dios.
66. Estaba Pedro abajo, en el
patio: Un grupo se reunió en derredor del fuego, y Pedro se
situó presuntuosamente entre los que lo formaban. No quería ser reconocido como
discípulo de Jesús.
66. Vino una de las criadas: la mujer que cuidaba la puerta, una de las criadas de Caifás.
67. Mirándole: le echó una mirada escrutadora. Ella había notado que había entrado
con Juan, observó el aspecto de abatimiento que había en su cara y pensó que
sería un discípulo de Jesús.
El hizo como que no la comprendía, pero ella insistió y dijo a los que
la rodeaban que ese hombre estaba con Jesús.
68. …No sé lo que dices: Pedro se vio obligado a contestar y lo hizo airadamente, inmediatamente el gallo cantó. Si hubiese
sido llamado a pelear por su Maestro, habría sido un soldado valeroso; pero
cuando el dedo del escarnio le señaló, se mostró cobarde. Ninguna mano enemiga
podría haberle asestado a Jesús el
golpe que le infligió su dolor más profundo.
68. Salió a la entrada: posiblemente que se refiera al corredor que llevaba del patio a la
calle.
Pedro procuraba no mostrarse interesado en el juicio de su Maestro, pero
su corazón estaba desgarrado por el pesar al oír las crueles burlas y ver los
ultrajes que sufría. Más aún, se sorprendía y airaba de que Jesús se humillase
a sí mismo y a sus seguidores sometiéndose a un trato tal. A fin de ocultar
sus verdaderos sentimientos, trató de
unirse a los perseguidores de Jesús en sus bromas inoportunas, pero su
apariencia no era natural. Mentía por sus actos, y mientras procuraba hablar
despreocupadamente no podía refrenar sus expresiones de indignación por los
ultrajes infligidos a su Maestro.
70. Los que estaban allí: Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente cercano del hombre a
quien Pedro había cortado una oreja.
70. Tu manera de hablar es
semejante a la de ellos: Los discípulos de Jesús eran
conocidos por la pureza de su lenguaje.
71. Él comenzó a maldecir y a
jurar: Esto violaba directamente el precepto dado por Jesús
en el Sermón del Monte en cuanto a la manera pura y sencilla de hablar. “A fin
de engañar plenamente a los que le interrogaban y justificar la actitud que
había asumido”. Si se lo identificaba como la persona que había herido a Malco,
había peligro que lo llevaran al juzgado por intento de asesinato.
72. Y el gallo cantó la
segunda vez: Pedro lo oyó entonces.
Mientras los juramentos envilecedores estaban todavía en los labios de
Pedro y el agudo canto del gallo repercutía en sus oídos, el Salvador se desvió
de sus ceñudos jueces y miró de lleno a su pobre discípulo. Al mismo tiempo,
los ojos de Pedro fueron atraídos hacia su Maestro. En aquel amable semblante,
leyó profunda compasión y pesar, pero no había ira. Al ver ese rostro pálido y
doliente, esos labios temblorosos, esa mirada de compasión y perdón, su corazón
fue atravesado como por una flecha... Reflexionó con horror en su propia
ingratitud, su falsedad, su perjurio.
72. Pensando en esto lloraba: Una vez más miró a su Maestro, y vio una mano sacrílega que le hería en
el rostro. No pudiendo soportar ya más la escena, salió corriendo de la sala
con el corazón quebrantado. Siguió corriendo en la soledad y las tinieblas, sin
saber ni querer saber adónde. Por fin se encontró en Getsemaní...En el mismo
lugar donde Jesús había derramado su alma agonizante ante su Padre, cayó Pedro
sobre su rostro y deseó morir.
15.1 Muy de mañana…: Fue necesario hacer una convocación legal para que el sanedrín se
reuniera tan pronto como saliera el sol, aproximadamente a las 5:30 de la
mañana en esa época del año en la latitud de Jerusalén.
1. Habiendo tenido consejo: este es el juicio diurno del Sanedrín. Según Josefo, el edificio donde se reunía el sanedrín
estaba en el ángulo suroeste del predio del templo.
1. Con todo el concilio: Gr. sunédrion, literalmente "el lugar de sentarse juntos",
es decir, "una asamblea". Sin duda este sunédrion no era un concilio
ordinario, sino la reunión del gran sanedrín de Jerusalén.
1. Le entregaron...: Jesús fue llevado al pretorio romano, residencia oficial de Pilato.
Algunos han identificado el pretorio con la torre Antonia, muy próxima al norte
del predio del templo. Otros han pensado que sería el antiguo palacio de
Herodes, a menos de 1 km del predio del templo, hacia el oeste. La residencia
oficial del procurador romano, se encontraba en Cesarea. Sin embargo, era la
práctica de los procuradores trasladarse a Jerusalén particularmente en ocasión
de las grandes fiestas judías, cuando se reunían allí miles de peregrinos.
Pilato: Fue el quinto
en la serie de procuradores nombrados por Roma después de la deposición y del
destierro de Arquelao en el año 6 d. C. Pilato sucedió a Valerio Grato
aproximadamente en el año 26 d. C., y fue destituido por Tiberio en el año 36
d. C. por su conducta indebida mientras ejercía el mando.
Pilato le miró con ojos nada amistosos. El
gobernador romano había sido sacado con premura de su dormitorio, y estaba
resuelto a despachar el caso tan pronto como fuese posible...nunca antes había
comparecido ante él un hombre que llevase rasgos de tanta bondad y nobleza. En
su cara no vio vestigios de culpabilidad, ni expresión de temor, ni audacia o
desafío. Vio a un hombre de porte sereno y digno...Su naturaleza mejor fue
despertada. Había oído hablar de Jesús y de sus obras. Su esposa le había
contado algo de los prodigios realizados por el profeta galileo, que sanaba a
los enfermos y resucitaba a los muertos.
2. ¿Eres tú el rey de los judíos?: La construcción griega de la pregunta insinúa que Pilato difícilmente
podía creer que una persona como Jesús pudiera ser un revolucionario.
2. El le dijo: Tú lo dices: Mientras hablaba, su semblante se iluminó como si un rayo de sol
resplandeciese sobre él.
Cuando oyeron su respuesta, Caifás y los que
con él estaban invitaron a Pilato a reconocer que Jesús había admitido el
crimen que le atribuían.
3. …Le acusaban mucho: Con ruidosos clamores, sacerdotes, escribas y gobernantes exigieron
que fuese sentenciado a muerte. A esos clamores se unió la muchedumbre, y el
ruido era ensordecedor.
4. ¿Nada respondes?: Se esperaría que una persona común afirmara a voz en cuello su
inocencia, ya fuera inocente o culpable.
5. Jesús ni aun con eso respondió: Cristo oyó los insultos; pero no contestó una palabra a todas las
falsas acusaciones presentadas contra él. Todo su porte daba evidencia de una
inocencia consciente. Pero su silencio era elocuencia.
6. En el día de la fiesta les soltaba un preso: Era una costumbre de invención pagana; no
había sombra de justicia en ella, pero los judíos la apreciaban mucho. Era una
demostración de la política conciliatoria de Roma para con los pueblos de las
provincias subyugadas y tenía el propósito de ganar su favor.
Barrabás: Este hombre había aseverado ser el Mesías. Pretendía tener autoridad
para establecer un orden de cosas diferente para arreglar el mundo. Dominado
por el engaño satánico, sostenía que le pertenecía todo lo que pudiese obtener
por el robo. Había hecho cosas maravillosas por medio de los agentes satánicos,
había conquistado secuaces entre el pueblo y había provocado una sedición
contra el gobierno romano. Bajo el manto del entusiasmo religioso, se ocultaba
un bribón empedernido y desesperado, que sólo procuraba cometer actos de
rebelión y crueldad.
Pilato pensó despertar en el pueblo un sentido de justicia. Esperaba suscitar su simpatía por
Jesús en oposición a los sacerdotes y príncipes. Así que volviéndose a la
muchedumbre, dijo con gran fervor: "¿Cuál queréis que os suelte? ¿a
Barrabás, o a Jesús que se dice el Cristo?". Como el rugido de las fieras,
vino la respuesta de la turba: Suéltanos a Barrabás. E iba en aumento el
clamor: ¡Barrabás! ¡Barrabás!
9. ¿Queréis que os suelte al Rey de los Judíos?: Contestó pensando que el pueblo no había
comprendido su pregunta.
13. ¡Crucifícale!: Nuevamente la agitada turba rugió como demonios. Había verdaderos
demonios en forma humana en la muchedumbre.
14. ¿Pues qué mal ha hecho este?: Pilato estaba turbado. No había pensado obtener tal resultado… Pero
era demasiado tarde para argüir. No eran pruebas de la inocencia de Cristo lo
que querían, sino su condena.
15. Después de azotarle: La pena máxima era de cuarenta azotes. Se acostumbraba dar sólo 39
azotes pues no dar el último azote insinuaba misericordia. Cuando Pilato
entregó a Jesús para que fuese azotado y burlado, pensó excitar la compasión de
la muchedumbre. Esperaba que ella decidiera que este castigo bastaba.
15. …Para que fuese crucificado: Pilato anhelaba librar a Jesús. Pero vio que no podría hacerlo y
conservar su puesto y sus honores.
17. Le vistieron de púrpura: Pudo haber sido capa de soldado, o quizá alguna vestimenta que Pilato
hubiera usado antes. Lo colocaron sobre los hombros de Cristo como imitación
burlona del manto real.
19. Le golpeaban en la cabeza con una caña: De vez en cuando, alguna mano perversa le
arrebataba la caña que había sido puesta en su mano, y con ella hería la corona
que estaba sobre su frente, haciendo penetrar las espinas en sus sienes y
chorrear la sangre por su rostro y barba.
20. Le pusieron sus propios vestidos: Desnudo hasta la cintura.
20. Le sacaron para crucificarle: Eran quizá las 8 o las 9 de la mañana. La cruz que había sido
preparada para Barrabás fue puesta sobre sus hombros magullados y
ensangrentados.
Una vasta multitud siguió a Jesús desde el
pretorio hasta el Calvario. Las nuevas de su condena se habían difundido por
toda Jerusalén, y acudieron al lugar de su ejecución personas de todas clases y
jerarquías...los discípulos y creyentes de la ciudad y región circundante
pudieron unirse a la muchedumbre que seguía al Salvador.
La carga del Salvador era demasiado pesada
para él en su condición débil y doliente. Desde la cena de Pascua que tomara
con sus discípulos, no había ingerido alimento ni bebida… Había sido llevado a
Annás, luego a Caifás y después a Pilato. De Pilato había sido enviado a
Herodes, luego de nuevo a Pilato... flagelado dos veces. La naturaleza humana
no pudo soportar más y Jesús cayó desmayado bajo la carga...Volvieron a poner
sobre él la carga, y otra vez cayó desfalleciente al suelo. Sus perseguidores
vieron que le era imposible llevarla más lejos. No sabían dónde encontrar quien
quisiese llevar la humillante carga. Los judíos mismos no podían hacerlo,
porque la contaminación les habría impedido observar la Pascua. Entre la turba
que le seguía no había una sola persona que quisiese rebajarse a llevar la
cruz.
Simón: había oído
hablar de Jesús. Sus hijos creían en el Salvador, pero él no era discípulo.
Cirene: Ciudad de
Libia, en el norte de Africa.
21. Obligaron a uno…que le llevase
la cruz: Oyó las burlas y palabras soeces de la turba; oyó las palabras repetidas
con desprecio: Abrid paso para el Rey de los judíos. Se detuvo asombrado ante
la escena; y como expresara su compasión, se apoderaron de él y colocaron la
cruz sobre sus hombros. Resultó una bendición para él llevar la cruz al
Calvario y desde entonces estuvo siempre agradecido por esta providencia.
Gólgota: Quizás lugar
que hoy ocupa la iglesia del Santo Sepulcro. Es probable que esta designación
tenga que ver con la forma de la colina.
Se trajeron el martillo y los clavos, y
mientras éstos se hundían a través de la tierna carne...Tan pronto como Jesús
estuvo clavado en la cruz, ésta fue levantada por hombres fuertes y plantada
con gran violencia en el hoyo preparado para ella. Esto causó los más atroces
dolores al Hijo de Dios.
23. Le dieron a beber vino mezclado con mirra: Según el rabino Hisda (c. 309 d. C.),
"Cuando uno es llevado a la ejecución, se le da una copa de vino que tiene
un poco de incienso a fin de nublar sus sentidos". Esta costumbre tenía el
objeto de mitigar el sufrimiento del que había sido condenado a muerte. “Era
permitido dar a los que sufrían la muerte de cruz una poción estupefaciente que
amortiguase la sensación del dolor”.
23. Él no quiso beberlo: No quería recibir algo que turbase su inteligencia. Su fe debía
aferrarse a Dios. Era su única fuerza. Enturbiar sus sentidos sería dar una
ventaja a Satanás.
25. Era la hora tercera:
26. El Rey de los judíos: Un poder superior a Pilato y a los judíos había dirigido la colocación
de esa inscripción sobre la cabeza de Jesús. Era la providencia de Dios, tenía
que incitar a reflexionar e investigar las Escrituras.
27. Uno a la derecha y otro a la izquierda: La cruz de Jesús fue levantada en el centro,
la ubicación reservada para el jefe de una banda de criminales. “Así se había
dispuesto por indicación de los sacerdotes y príncipes...así su cruz fue puesta
en medio de un mundo que yacía en el pecado”.
29. Meneando la cabeza: En gesto de burla y desprecio.
Los enemigos de Jesús desahogaron su ira sobre
él mientras pendía de la cruz. Sacerdotes, príncipes y escribas se unieron a la
muchedumbre para burlarse del Salvador moribundo. Satanás, con ángeles suyos en
forma humana, estaba presente al lado de la cruz. El gran enemigo y sus huestes
cooperaban con los sacerdotes y príncipes...estaban confederados en un frenesí
satánico...Estaban cumpliendo sus órdenes.
32. También los que estaban crucificados con él le injuriaban: Se habían burlado de él al principio; y por
efecto del padecimiento uno de ellos se volvió más desesperado y desafiante.
Pero no sucedió así con su compañero.
Con corazón anhelante, había escuchado para
oír alguna expresión de fe de parte de sus discípulos. Había oído solamente las
tristes palabras: "Esperábamos que él era el que había de redimir a Israel”.
Su sufrimiento provenía del sentimiento de la
malignidad del pecado, del conocimiento de que por la familiaridad con el mal,
el hombre se había vuelto ciego a su enormidad. Cristo vio cuán terrible es el
dominio del pecado sobre el corazón humano, y cuán pocos estarían dispuestos a
desligarse de su poder...La culpabilidad de cada descendiente de Adán abrumó su
corazón. La ira de Dios contra el pecado, la terrible manifestación de su
desagrado por causa de la iniquidad, llenó de consternación el alma de su Hijo...sintiendo
el terrible peso de la culpabilidad que lleva, no puede ver el rostro
reconciliador del Padre...atravesó su corazón un pesar que nunca podrá
comprender plenamente el hombre. Tan grande fue esa agonía que apenas le dejaba
sentir el dolor físico.
Con fieras tentaciones, Satanás torturaba el
corazón de Jesús. El Salvador no podía ver a través de los portales de la
tumba. La esperanza no le presentaba su salida del sepulcro como vencedor ni le
hablaba de la aceptación de su sacrificio por el Padre. Temía que el pecado
fuese tan ofensivo para Dios que su separación resultase eterna. Sintió la
angustia que el pecador sentirá cuando la misericordia no interceda más por la
raza culpable. El sentido del pecado,
que atraía la ira del Padre sobre él como substituto del hombre, fue lo que
hizo tan amarga la copa que bebía el Hijo de Dios y quebró su corazón.
33. Cuando vino la hora sexta: Según el cómputo judío, la hora del mediodía.
33. Hubo tinieblas sobre toda la tierra: El sol se negó a mirar la terrible escena. Estas
tinieblas, que eran tan profundas como la medianoche sin luna ni estrellas. En
esa densa obscuridad, se ocultaba la presencia de Dios... Dios y sus santos
ángeles estaban al lado de la cruz. El Padre estaba con su Hijo. Sin embargo,
su presencia no se reveló. Si su gloria hubiese fulgurado de la nube, habría
quedado destruido todo espectador humano...Cristo no fue consolado por la
presencia del Padre. Con esa densa obscuridad, Dios veló la última agonía
humana de su hijo... Un silencio sepulcral parecía haber caído sobre el
Calvario...Rayos vívidos fulguraban ocasionalmente de la nube y dejaban ver la
cruz y el Redentor crucificado. Sacerdotes, príncipes, escribas, verdugos y la
turba, todos pensaron que había llegado su tiempo de retribución. Después de un
rato, alguien murmuró que Jesús bajaría ahora de la cruz. Algunos intentaron
regresar a tientas a la ciudad, golpeándose el pecho y llorando de miedo.
34. A la hora novena: Aproximadamente las 3 de la tarde. Las tinieblas se elevaron de la
gente, pero siguieron rodeando al Salvador. Eran un símbolo de la agonía y
horror que pesaban sobre su corazón. Ningún ojo podía atravesar la lobreguez
que rodeaba la cruz, y nadie podía penetrar la lobreguez más intensa que
rodeaba el alma doliente de Cristo.
34. ¿Por qué me has desamparado?: Cuando la lobreguez exterior se asentó en derredor del Salvador,
muchas voces exclamaron: La venganza del cielo está sobre él. Son lanzados
contra él los rayos de la ira de Dios, porque se declaró hijo de Dios. Muchos
que creían en él oyeron su clamor desesperado. La esperanza los abandonó. Si
Dios había abandonado a Jesús, ¿en quién podían confiar sus seguidores?
35. Llama a Elías: Según la tradición judía, Elías era, por así decirlo, el santo patrono
de los piadosos en su hora postrera.
36. Le dio a beber: Cuando las tinieblas se alzaron del espíritu oprimido de Cristo,
recrudeció su sentido de los sufrimientos físicos y dijo: "Sed
tengo." Uno de los soldados romanos, movido a compasión al mirar sus
labios resecos...
Los sacerdotes y príncipes miraban hacia
Jerusalén; y he aquí, la nube densa se había asentado sobre la ciudad y las
llanuras de Judea. El sol de justicia, la luz del mundo, retiraba sus rayos de
Jerusalén, la que una vez fuera la ciudad favorecida. Los fieros rayos de la
ira de Dios iban dirigidos contra la ciudad condenada.
37. Habiendo clamado a gran voz: De repente, la lobreguez se apartó de la cruz, y en tonos claros, como
de trompeta, que parecían repercutir por toda la creación, Jesús exclamó:
"Consumado es." "Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu." Una luz circuyó la cruz y el rostro del Salvador brilló con una
gloria como la del sol. Inclinó entonces la cabeza sobre el pecho y murió...Y
mientras, sumiso, se confiaba a Dios, desapareció la sensación de haber perdido
el favor de su Padre. Por la fe, Cristo venció...los sacerdotes estaban
oficiando en el templo. Era la hora del sacrificio vespertino.
37. Expiró: murió por quebrantamiento del corazón. Su corazón fue quebrantado por
la angustia mental.
38. El velo del templo se rasgó en dos: Con ruido desgarrador, el velo interior del
templo fue rasgado de arriba abajo por una mano invisible, que dejó expuesto a
la mirada de la multitud un lugar que fuera una vez llenado por la presencia de
Dios. El sacerdote estaba por matar la víctima; pero el cuchillo cayó de su
mano enervada y el cordero escapó. El símbolo había encontrado en la muerte del
Hijo de Dios la realidad que prefiguraba...Estaba abierto el camino que llevaba
al santísimo.
39. Verdaderamente éste era
hijo de DIOS: Estas palabras no fueron pronunciadas en un murmullo. Todos los ojos se
volvieron para ver de dónde venían. La divina paciencia del Salvador y su
muerte repentina, con el clamor de victoria en los labios, habían impresionado
a ese pagano. En el cuerpo magullado y quebrantado que pendía de la cruz, el
centurión reconoció la figura del Hijo de Dios. No pudo menos que confesar su
fe.
40. María la madre de Jacobo…y de José: Algunos han identificado a esta María con la
esposa de Cleofas (Juan 19:25).
40. Jacobo el menor: quizá se refiere a que era de menos edad, o tal vez la expresión se
usaba porque era de pequeña estatura.
Salomé: era la madre de
Jacobo y de Juan, los hijos de Zebedeo. También se ha sugerido que era la
hermana de María, la madre de Jesús (Juan 19: 25).
42 Cuando llegó la noche: Al acercarse la noche, una quietud sorprendente se asentó sobre el
Calvario. La muchedumbre se dispersó, y muchos volvieron a Jerusalén muy
cambiados en espíritu de lo que habían sido por la mañana. Muchos habían
acudido a la crucifixión por curiosidad...creían las acusaciones de los
sacerdotes y consideraban a Jesús como malhechor...se habían unido con la
muchedumbre en sus burlas contra él. Pero cuando la tierra fue envuelta en
negrura y se sintieron acusados por su propia conciencia, se vieron culpables
de un gran mal. Ninguna broma ni risa burlona se oyó en medio de aquella
temible lobreguez; cuando se alzó, regresaron a sus casas en solemne silencio.
Estaban convencidos de que las acusaciones de los sacerdotes eran falsas, que
Jesús no era un impostor; y algunas semanas más tarde, cuando Pedro predicó en
el día de Pentecostés, se encontraban entre los miles que se convirtieron a
Cristo.
Pero los dirigentes judíos no fueron cambiados
por los acontecimientos que habían presenciado. Su odio hacia Jesús no
disminuyó...Habían llevado a cabo su propósito de dar muerte a Cristo; pero no
tenían el sentimiento de victoria que habían esperado...Habían tenido celos de
la influencia de Cristo sobre el pueblo cuando vivía; tenían celos de él aun en
la muerte. Temían más, mucho más, al Cristo muerto de lo que habían temido
jamás al Cristo vivo.
Arimatea: Esta es la forma griega del nombre Ramá. Había varias aldeas conocidas
por este mismo nombre, pero no se sabe cuál de ellas es la Arimatea del NT.
43. Pidió el cuerpo de Jesús: Aun en la muerte, el cuerpo de Cristo era precioso para sus
discípulos. Anhelaban darle una sepultura honrosa, pero no sabían cómo
lograrlo. Las personas ajusticiadas por traición contra el gobierno romano eran
remitidas a un lugar de sepultura especialmente provisto para tales criminales.
José y Nicodemo acudieron osadamente en
auxilio de los discípulos.
Nicodemo vino trayendo una costosa mezcla de
mirra y áloes, que pesaría alrededor de unos cuarenta kilos, para embalsamarle.
Imposible habría sido tributar mayor respeto en la muerte a los hombres más
honrados de toda Jerusalén.
46. Quitándolo...: Con suavidad y reverencia, bajaron con sus propias manos el cuerpo de
Jesús. Una vez en la tumba los tres discípulos (José de Arimatea, Nicodemo y
Juan) enderezaron los miembros heridos y cruzaron las manos magulladas sobre el
pecho sin vida.
46. Hizo rodar una gran piedra: Quizá una piedra redonda, pero más bien plana, de una forma parecida a
una piedra de molino, ubicada de tal forma que rodaba en una especie de riel y
servía de puerta a la tumba.
Las mujeres fueron las últimas que quedaron al
lado de la cruz, y las últimas que quedaron al lado de la tumba de Cristo.
Al llegar el sábado con los últimos rayos del
sol poniente, el Hijo de Dios yacía en quietud en la tumba de José...Ahora
Jesús descansaba de la obra de la redención; y aunque había pesar entre
aquellos que le amaban en la tierra, había gozo en el cielo.
Para los entristecidos discípulos ése fue un
sábado que nunca olvidarían, y también lo fue para los sacerdotes, los
príncipes, los escribas y el pueblo...Pero nunca antes había sido presenciado
este ceremonial (de la pascua) con
sentimientos tan contradictorios...De la crucifixión hasta la resurrección,
muchos ojos insomnes escudriñaron constantemente las profecías...todos fueron
convencidos que el Crucificado era el Redentor del mundo. Muchos, aun entre los
sacerdotes, se convencieron...y después de su resurrección le reconocieron como
el Hijo de Dios.
Nunca había atraído Cristo la atención de la
multitud como ahora que estaba en la tumba...Muchos habían venido de lejos para
hallar a Aquel que había sanado a los enfermos y resucitado a los muertos. Por
todos lados, se oía el clamor: Queremos a Cristo el Sanador...Las calles
estaban llenas de lamentos. Los enfermos morían por falta del toque sanador de
Jesús...La venganza que los sacerdotes habían pensado sería tan dulce era ya
amargura para ellos. Sabían que el pueblo los censuraba severamente y que los
mismos en quienes habían influido contra Jesús estaban ahora horrorizados por
su vergonzosa obra.
16. Había llegado
la hora más sombría, precisamente antes del amanecer...Huestes de malos ángeles
se cernían sobre el lugar...Pero un ejército celestial rodeaba al sepulcro.
Ángeles excelsos en fortaleza guardaban la tumba, y esperaban para dar la
bienvenida al Príncipe de la vida. Los soldados le ven quitar la piedra como si
fuese un canto rodado...Vieron el resplandor de los ángeles iluminar la noche,
y oyeron a los habitantes del cielo cantar con grande gozo y triunfo. Cristo
surgió de la tumba glorificado, y la guardia romana lo contempló.
2. Muy de mañana: En la latitud de Jerusalén, en época de la pascua, el cielo comenzaba
a aclarar como a las 4 de la madrugada, y el sol salía como a las 5: 30.
2. Vinieron al sepulcro: llevando consigo especias preciosas para ungir el cuerpo del Salvador.
Las mujeres no habían venido todas a la tumba desde la misma dirección. María
Magdalena fue la primera en llegar al lugar; y al ver que la piedra había sido
sacada, se fue presurosa para contarlo a los discípulos.
5. Vieron a un joven: Era el ángel que había apartado la piedra. Había tomado el disfraz de
la humanidad, a fin de no alarmar a estas personas que amaban a Jesús.
5. Y se espantaron: brillaba todavía en derredor de él la gloria celestia
6. No os asustéis: Se dieron vuelta para huir, pero las palabras del ángel detuvieron sus
pasos.
7. Y a Pedro: Pedro había estado postrado por el remordimiento. De los discípulos él
era el que había sufrido más amargamente. A él fue dada la seguridad de que su
arrepentimiento era aceptado y perdonado su pecado.
8. Ni decían nada a nadie: Es decir, no decían nada a aquellos con quienes se encontraban al
entrar en la ciudad.
11. No lo creyeron: Su falta de fe en el testimonio de las mujeres da evidencia de cuánto
había descendido su fe. Eran demasiado buenas para ser la verdad.
12. Apareció en otra forma: Quizá sea una referencia al cuerpo resucitado de Jesús en contraste
con su cuerpo anterior a la resurrección, o al hecho de que Jesús permaneció
sin ser reconocido por los discípulos en el camino a Emaús.
14. Sentados a la mesa: Parece que varios de los discípulos convirtieron en su morada
transitoria el aposento alto en el cual habían participado juntos de la última
cena.
15. Y les dijo: Esto ocurrieo en Galilea, como quinientos creyentes se habían reunido
en grupitos en la ladera de la montaña (1 Cor. 15: 6). Concurrieron al lugar de
reunión por caminos indirectos, viniendo de todas direcciones para evitar la
sospecha de los judíos envidiosos. De un grupo a otro iban los discípulos,
contando todo lo que habían visto y oído de Jesús, y razonando de las
Escrituras como él lo había hecho con ellos... De repente Jesús se presentó en
medio de ellos. Nadie podía decir de dónde ni cómo había venido...su semblante
era como el rostro de Dios.
15. Id Por todo el mundo: Cristo comisionó a sus discípulos para que proclamasen una fe y un
culto que no encerrasen idea de casta ni de país, una fe que se adaptase a
todos los pueblos, todas las naciones, todas las clases de hombres...El mandato
que dio el Salvador a los discípulos incluía a todos los creyentes en Cristo
hasta el fin del tiempo.
Declaró que no era su propósito establecer en
este mundo un reino temporal, sino un reino espiritual. No iba a reinar como
rey terrenal en el trono de David. Volvió a explicarles las Escrituras.
16. Y fuere bautizado: El cristianismo fue la primera religión que asumió un carácter
verdaderamente internacional. En buena medida, las religiones paganas carecían
de celo misionero y de actividad. Eran básicamente de carácter nacional, y no
se proponían convertir a gente de otras nacionalidades.
19. Se sentó a la diestra de DIOS: La posición de honor y de autoridad.
20. Ayudándoles el señor: En la providencia de Dios, el poder divino siempre se ha de unir con
el esfuerzo humano.
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