JOB: Escrito por Moisés mientras apacentaba ovejas en el desierto. El libro tiene tres divisiones: prólogo, poema
y epílogo. El poema se divide en tres partes: los diálogos entre Job y sus
amigos, el discurso de Eliú y la intervención de Dios. En la discusión de Job
con sus amigos hay tres ciclos, cada uno de los cuales contiene tres discursos
de Job y uno de cada uno de los amigos (excepto la ausencia de un discurso de
Zofar en el tercer ciclo). En la disertación final de Job hay tres discursos.
Se presenta a Dios como pronunciando tres discursos. El epílogo se divide en
tres partes. Este arreglo está en perfecta armonía con el genio de la poesía
hebrea. La base de la poesía hebrea es el paralelismo, una forma poética en la
cual se expresa una idea en dos frases cortas. A veces las dos son casi
idénticas. A veces la segunda expresión es una ampliación de la primera y aporta
un pensamiento adicional. Uno de los temas principales es la causa del
sufrimiento. Los amigos de Job se proponían probar una idea: que debía interpretarse
la desgracia como un castigo. Eliú también desarrolló un tema central: que
debía entenderse el infortunio como disciplina. Por otra parte Job tenía
también una meta: la vindicación de su integridad puesta en duda. Los discursos
de Dios son diferentes. Forman una clase separada. A través de todas las
declaraciones divinas hay progreso. Cada frase está llena de significado. Los
discursos de Dios son una revelación del Ser divino, que usa los objetos de la
creación como un medio de expresión.
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